top of page

Agnès pour moi/parte i

" Esto es todo lo que necesitas en la vida: una computadora, una cámara y un gato "

Agnès Varda



Conocí a Agnès en el sótano de una casa en la pastora, a pocos metros del puente El Guanábano. Me la presentaron una pareja de amigos con quienes planificaba la construcción de un cuarto oscuro artesanal, hablábamos de hallazgos increíbles como por ejemplo, lograr desprender residuos químicos de las monedas de plata o como lograr revelar con café y cáscaras de huevo, a veces no teníamos del todo claro si hablamos de fotografía o de la importancia de los huertos urbanos, es que justamente en ese tiempo la experimentación, las ideas contemporáneas y un potente llamado al ¨ser integral¨ poblaban nuestros días de juventud y absolutamente todas nuestras ¨pequeñas locuras¨ nos eran permitidas.

Mientras guardaba un par de rollos asa 400 en mi bolso y cambiaba el rollo de mi cámara analógica AE-1, les comentaba a mis amigos que mientras fotografiaba siempre pensaba en imágenes en movimiento o en secuencia de imágenes. Que la imagen fija me causaba muchas contradicciones, que a veces me resultaba insuficiente para expresar un discurso o una idea más amplia, pero que sí, me ayudaba a observar y también a componer, pero después de alrededor de un año haciendo fotografía, la imagen fija empezaba a parecerme sólo un ejercicio visual.

Que diría Cartier Bresson, de esta eufórica aprendiz quien aún en medio de sus primeras composiciones ya encontraba ¨insuficiente¨ el lenguaje fotográfico. Fue allí cuando empecé a hacer pequeñas secuencias fotográficas, con la intención de que contaran pequeñas historias. Ese día les mostré a mis amigos una pequeña serie que hice sobre un perro muerto que encontré en el medio de la calle. Había matorrales, un sol intenso y un perro muerto.

Uno de mis amigos se reía de mi dramatismo y me decía que parecía una actriz haciendo fotografía, que me relajara, que hiciera lo que quisiera, si quería hacer secuencias fotográficas en vez de fotos individuales, no pasaba nada, que estaba bien. Él y yo habíamos estado juntos en un par de obras teatrales en la universidad, pero no por eso dejaba de molestarme su comentario.

Mi otra amiga me dijo ¨quieres contar historias¨ y me pregunto ¿has visto el documental francés que está hecho con puras fotografías?, ese día me regalo un dvd que decía en la portada ¨salut les cubains¨.




Apenas llegué a casa lo puse. Fue así como conocí a Agnès Varda mostrando a través de su mirada fotográfica y personal a una Cuba narrada desde su experiencia viajera y afectiva. Contada a dos voces, la del actor francés Michel Piccoli y su voz entrañable, hablando casi siempre desde el susurro. Estas imágenes documentales expresaban un afecto y un interés particular por la gente que estaba frente al lente y es que no era un documental preocupado por mostrar ¨la realidad¨ sino un documental que expresaba el propio interés de Agnès por conocer aspectos particulares de esa situación cubana. La corporalidad, la música, el baile y la alegría como elemento trasversal del momento político. En el documental hay muy pocas certezas, escasas afirmaciones, en cambio está repleto de una mirada que se complace en mirar a través de pequeñas reflexiones acompañadas de la duda, una duda que se mueve curiosa y afectiva. Agnès regreso a París con casi 4000 negativos y revelo 1500 para la realización del documental ¨Saludos Cubanos¨. Que otra cosa podríamos esperar de Agnès y su cine-escritura, todas las inquietudes esperaban ser resueltas en la propia mirada de las personas, el documental esperaba suscitar en el espectador el deseo de mirar hasta atravesar la realidad.

Atesoro siempre los pequeños recordatorios de mi querida Agnés: "No se puede competir con la vida, solo recrearla"

Fotografía del documental ¨ Saludos Cubanos¨ por Agnès Varda.


Este documental es particularmente interesante en su propuesta, filma sobre las fotografías fijas, recorre con la cámara de filmación cada imagen fotográfica hasta llenarla de tiempo y movimiento. Habilitando la posibilidad de detenernos en los detalles fotográficos, de practicar la acentuación y el interés profundo por lo encuadrado. Esto, sin dudas, marco de forma inevitable la manera en como yo vería la fotografía y el cine documental a partir de ese ahora, gracias Agnès.


Quizás su más grande preocupación estética era lograr un ritmo que reflejara la cadencia cubana y su vertiginosidad en el montaje final. Con frecuencia el recorrido fílmico que realiza dentro de las fotografías nos recuerda su mirada francesa, esa inclinación a una contemplación acompasada donde exista el tiempo suficiente como para compartir una reflexión que para ella se tornaba vital. Después de todo no olvidemos que Ágnès perteneció en su juventud a la Nueva Ola Francesa surgida en la década de los 50´s y es hoy por hoy la abuela de ese movimiento, sus influencias son innegables, aunque ella siempre nos recordó de forma vivaz “No soy una leyenda, estoy viva”.

En busca del palpitar y el ritmo cubano observamos un montaje con un ritmo más vertiginoso conforme pasan los minutos, una especie de oda caribeña llena de juego, cambio, rapidez y cha-cha-cha. Creo que la secuencia del gran cantautor cubano Benny More es una de las que mejor expresa este montaje caribeñamente cubano. Repleto de diversión y libertad creativa. No hay espacio para ninguna reflexión de la autora, solo vemos a More cantando con sabrosura a través de fotografías donde sus labios se mueven de una forma particularmente divertida, son como una suerte de stop-motion que admite el error. Agnés siempre me dice con su característica simpatía, esa que me hace admirarla "Mi preocupación es encontrar formas divertidas de volver a inventar lo real”.



Este documental fue la primera gran huella de Agnés en mi vida, su primer guiño de complicidad con mi proceso creativo, mi primer reflejo de ojos abiertos en su gran obra. Jamás olvido el leitmotive de este gran documental ¨Cuba Si, Yankke No¨.

Fotografía de Agnès Varda perteneciente al documental Saludos Cubanos.

A partir de aquí nunca deje de aprender de Agnès, es un claro referente, pero sobre todo, para mi, una amiga. Seguí con interés toda su obra tan increíblemente sagaz y jamás dejo de sorprenderme. Todo su trabajo logra conmoverme de una u otra manera, fundamentalmente, porque aunque sus temáticas fueran sociales, dramáticas o personales estaban siempre atravesadas por un tratamiento intimista el cual me envuelve y sobre todo me refleja. Sin embargo, las producciones de sus últimos años han sido de un especial arrojo que han vuelto mi apasionamiento hacia ella irreversible. Estas prácticas han suscitado y significado para mí una gran inspiración, brújula, motivación y hermoso espejo. Sobre todo porque Agnès comenzaba a hacer video-instalaciones y había empezado a migrar de público y enlazar lenguajes que yo estaba estudiando.

Seguí con especial atención sus entrevistas, en ellas pude conocer un poco más de cerca sus motivaciones, su lado humano, la forma simple de expresar sus ideas y ¨voalá, sigamos adelante, avancemos¨. Para mi uno de sus más importantes consejos es la importancia de mantener la libertad creativa, hacer y realizar sólo aquellos trabajos que son también una encomienda del alma y jamás, jamás olvidar la palabra diversión ni la importancia de las ¨pequeñas locuras¨.



Agnès disfrazada de papa para celebrar la presentación de su instalación artística Patatutopia en la Bienal de Venecia 2003.

Agnès logró su libertad creativa a partir de la creación de su propia productora Ciné Tamaris, fundada en 1954 y bajo la cual produjo y co-produjo todas sus obras cinematográficas, absolutamente todo su trabajo fue en amplio sentido más premiado que lucrativo. Fue una cineasta peleada con la taquilla o más específicamente con la idea de éxito que se desprende de esta. Entre sus preocupaciones nunca estuvo el saber si sus obras ¨funcionaban¨, con ligereza siempre admitía "Tuve fracasos, tuve éxito". Lo verdaderamente importante era que de algún modo había logrado hacer lo que ella quería: una idea, una imagen, una historia, buena o mala, siempre suma al proceso creativo y a la misión de todo artista, recrear su propio ritmo. En cuanto al lucro económico siempre asociado a la práctica cinematográfica Agnès continúa enseñandome y me dice: "Me he pasado la vida buscando dinero, pero he conseguido que mi cine sea libre".


Agnès Varda 1960

¨Cleo de 5 a 7¨ es la segunda película de Agnès y la primera completamente ficcional, significo para mí un gran viaje emocional. Esta película narra la vida de Cleo una joven actriz y cantante quien ante todos, y ante ella misma, es una mujer hermosa. Cleo espera angustiada unos resultados médicos que podrían anunciarle un cáncer terminal que pondría fin a su vida, sin embargo, lo que más angustia a la protagonista es que su belleza desaparezca. En los primeros minutos del film no puedo dejar de pensar en mi abuela, quien sufrió de cáncer y murió en medio de una histerectomía que supuestamente evitaría que su útero corriera el riesgo de contraer un cáncer, pero de este intento fallido de prevención no quedo sino su muerte prematura. Desde este acontecimiento la idea de morir a causa de un cáncer ronda y acosa mis miedos más profundos, hace dos años tuve una alerta de endometriosis y mis marcadores tumorales para cáncer de ovario salieron elevados, luego mis diagnósticos fueron favorables, pero mi ovario izquierdo debe permanecer en chequeo constante, a veces siento que dentro de mi vientre se mueven cosas extrañas y también creo que es probable que sólo sea hipocondriaca.


Fotograma de Cleo de 5 a 7 por Agnès Varda

Volviendo a la película, Cleo su protagonista parece estar obsesionada por su belleza o por su temor a perderla, desde que la tarotista ve en su destino la carta de la muerte, Cleo es azotada por la fatalidad y la frivolidad que habita su mundo. Acostumbraba a ser el objeto de la mirada de otros, se dice a sí misma frente al espejo ¨La fealdad es una especie de muerte. Mientras sea hermosa, estoy más viva que otros¨.

Fotograma de Cleo de 5 a 7 por Agnès Varda.


Rodeada de personas que la infantilizan y no la toman en serio, como los músicos con los que trabaja, quienes afirman que no es una artista real sino un producto de marketing debido a su belleza, logran que Cleo en medio de la angustia y harta de que sus emociones sean ridiculizadas, se lance a la calle donde su belleza continúa robando la mirada de los otros. A medida que avanza el filme notamos como la mirada de Cleo va volviéndose de a poco más activa, logrando apartar la mirada de sí misma que complace a los otros ¨siempre pienso que todos me miran, pero en realidad me miro a mi misma¨.

De a poco su mirada se posa a su alrededor, observa a los otros, al hombre que traga ranas y luego las vomita, el hombre que atraviesa su carne con un objeto de metal, el disparo en la vidriera del café que deja muerto a un hombre, a veces su mirada es asustadiza otras veces perturbada y cada vez más aguda y decidida.



Fotograma de Cleo de 5 a 7 por Agnès Varda.


Esta es la metáfora con la que Agnès nos habla de la importancia de la mirada femenina autónoma, dejar de entendernos como un objeto que goza sólo con ser visto y devenir en sujetas, en personas, las cuales también ejercitan el arte de la mirada activa. La existencia de nuestra mirada, la expresión y la determinada enmarcación que decidamos, la cual existe incluso al mismo tiempo en que también somos observadas. La transformación definitiva de Cleo sucede al conocer un soldado que partirá a la guerra de Argelia a la misma hora que ella recibirá el resultado de sus exámenes médicos. El soldado le confiesa el temor que siente ante la posibilidad latente de no poder regresar a casa con vida, Cleo le habla sobre su situación y le confiesa que su verdadero nombre es Florence, ambos comparten un miedo similar, la muerte. Al finalizar la película, el soldado mira a Cleo, pero Cleo también lo mira a él.

Fotograma de Cleo de 5 a 7 por Agnès Varda.


Agnès es catalogada como feminista y aunque participo abiertamente en luchas de este tipo y sugirió a las mujeres a hacer cine y abandonar la idea de ser un maniquí, para Ágnes ser artista era primordial a la militancia de cualquier índole, por lo que afirmaba que la mejor acción feminista, es tener y cultivar una mirada propia en el mundo. La mujer es un sujeto que observa.

En su vida privada Agnès nunca tuvo reparos en aceptar que era viuda, madre y abuela, pero ante todo y con absoluta rotundidad se afirmaba creadora. Esposa y viuda del director de cine francés Jacques Demy, perteneciente también a La Nueva Ola Francesa, aunque con estilos marcadamente diferentes. Digamos que Jacques no estaba tan disgustado con la puesta en escena y el artificio que esta suponía, ni tampoco requería de un proceso de experimentación tan exhaustivo como el del resto de los pertenecientes al movimiento de la Nueva Ola. Al contrario del cine de Agnès donde predominaba la utilización de luz natural y una conjugación perfecta entre la narrativa ficcional y documental, Jacques demostraba que no siempre es necesario romper todas las reglas para concretar un lenguaje innovador. La iluminación de estudio profesional y exagerada se volvió su sello personal, reflejando tristeza y alegría como partes inseparables de la vida. La obra de Jacques es algo que todavía me debo como cinéfila y no podría aportar o decir gran cosa, salvo que la utilización del color en su película – Los paraguas de Cherburgo – son sin duda imágenes atractivas que me alientan y me recuerdan el glamour de Hollywood desde otra perspectiva.



Fotograma de Los paraguas de Cherburgo de Jacques Demy

La relación entre Agnès y Jacques surgida y marcada por el plano creativo y laboral, es una de esas relaciones que me recuerda la importancia de la autonomía creativa y de hacerse un camino propio. Hacerse camino independiente de la pareja que acompañe tus días, reafirmar ¨el yo misma¨ y la identidad propia ¨yo soy¨. Marcela Lagarde no podría decirlo más claro cuando afirma ¨la soledad es indispensable para el fortalecimiento personal … la soledad no amenaza, ni destruye. La soledad es un presupuesto mínimo para pensar¨.



Esta fotografía fue seleccionada como portada de Cannes en 2019 / "Esta foto representa la pasión, la audacia y la picardía de la artista" comunicado del festival francés.

En la historia del arte y en la historia de la vida en general, cuando una mujer comparte el acto creativo o espacio laboral con su pareja, generalmente corre con la suerte o con - la mala suerte – de ser reconocida después del nombre masculino que la acompaña, en la peor de las veces, ella, es bañada por una terrible sombra. Digamos que Agnès es uno de esos casos que nos llenan de oxígeno, porque, sin lugar a dudas ella destaco y fue reconocida en la cinematografía primero que él. El trabajo de Agnès fue reconodido igual o más que el de Jacques, nadiese atrevería a poner en duda que es una artista de premios, aclamada por la crítica, aunque con escaso beneficioso económico.


Agnès es uno de esos extraños casos en la historia del amor en el arte, tal como es el caso, también, de la escritora Virginia Wolf quien de igual forma es dueña de una obra destacada gozando así del reconocimiento exclusivo de sus habilidades subjetivas. El esposo de Wolf se encuentra, sin ánimos despreciativos, en un segundo plano como su fiel editor. Además Virginia se encargo de construir una relación donde le fuese posible el libre desarrollo de sus diversas formas amatorias, incluyendo las lésbicas. No en vano una de sus obras mas afamadas es, Una habitación propia. Para ilustrar una suerte distinta dentro de la historia de amor en el arte, digamos que Elena Garro no contó con el mismo brillo que su obra merecía al estar parada al lado de Octavio Paz, sólo por nombrar un triste ejemplo sobre las dificultades que sortea el trabajo femenino para optar por el reconocimiento individual cuando está atravesado por el amor en pareja dentro de la esfera artística.



Jacques Demy y Agnès Varda juntos en un rodaje dirigido por ella.


Jacques Demy fue el esposo bisexual deAgnès, una pareja desmarcada de los estereotipos de género. La realidad sexual de Jacques no supuso para Agnès motivos de separación o divorcio. Ellos estaban acobijados por una increíble complicidad personal y creativa. Agnès reconocía en todo momento el profundo dolor que le produjo la muerte de Jacques y la sensación de soledad que la recorría desde que partió en 1990. Dolor que mitigo homenajeándolo en ¨Jacquout de Nantes¨, donde haciendo gala de su gran habilidad narrativa alterno el relato de ficción con algunos fragmentos de las películas que filmo Jacques, donde queda reflejado la gran inclinación que Jacques sentía por el teatro y los musicales.



Rodaje de ¨Jacquout de Nantes¨


Hasta sus últimos días, Agnès se reconocío como la viuda de Jacques Demy sin manifestar malestar alguno por su orientación y comportamiento sexual, realizando enormes esfuerzos porque la obra de Jacques fuese y sea recordada. Agnès admitió en 2008 que Jacques murió por complicaciones con el Sida.



Jacques y Agnès en el rodaje de Los paraguas de Cherburgo



Continuara ...


Este homenaje a la gran Agnès Varda, continúa en la próxima entrega mensual de léxico mestizo blog.





52 visualizaciones0 comentarios
bottom of page