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Testimonios /// del performance ((( nacer dos veces


Collage Digital / Daniela Alfonsina Reiter



Nacer dos veces de Daniela Alfonsina Reiter, fue un performance presentado en diciembre de 2021, dentro de Escombros Sonoros #6, un evento ocurrido en El Ateneo Popular de Los Chaguaramos, Caracas, Venezuela y organizado por Teatros Automáticos. Este evento reúne la propuesta de varios artistas de la escena local caraqueña, quienes apostamos por construir un espacio donde la experimentación , el ruido, la improvisación in situm y la performance encuentren un lugar de manifestación, dentro del ecosistema cultural caraqueño.


En este espacio textual, compartiré los testimonios de algunas personas que estuvieron como público y presenciaron mi acción. Antes de presentar los testimonios, me gustaría comentar algunas ideas sobre la performance Nacer dos veces, al recibir la invitación para participar en Escombros Sonoros #6 decidí continuar explorando mis acciones comestibles, un ejercicio performático con el que he venido trabajando lo relacional en el espacio público a partir de la interacción de los sentidos del gusto y el tacto entre artista y público perceptor, este ejercicio de buscar al otro y de estar con el otro, contiene el deseo de provocar interacciones sensibles en el espacio social y estimular la íntima percepción.

Nacer dos veces es un trabajo que surge mediante el cuestionamiento del paraíso como lugar deseado, me interesa pensar que el paraíso es el lugar del que merecíamos y gozamos ser expulsados, exploro la potencia del cuerpo animal y desertor en la activación de nuevos ciclos de vida. Esta performance reflexiona alrededor del ciclo vida-muerte-vida, acompaña la idea de la sana expulsión, del nacimiento y el renacimiento, de la nutrición de los propios deseos, de la transgresión implícita en el reconocimiento de los impulsos vitales y la conexión con el mundo sensible.


📸 Fotografía de Liliana Buitrago



A continuación presento, algunos, de los testimonios recopilados en la performance Nacer dos veces. La recopilación de estos testimonios desea encontrar una forma de recoger la experiencia sensible que se suscito y atravesó a cada perceptor partícipe durante el transcurso de la performance Nacer dos veces.



Melanie Jhan, actriz y escritora. El performance me evocó imágenes potentes como "el peso de la virginidad" en un momento pensé en lo que nos imponen como mujeres con respecto a nuestro cuerpo, feminidad y sexualidad. Recuerdo de forma muy presente el hecho de que fue un performance erótico hablándonos del nacimiento, la creación y la energía sexual femenina. Y digo creación y nacimiento en toda la extensión de lo que se puede crear y dar a luz.





Yosmel Araujo, poeta que interviene.


Mi impresión ante un acto que predice lo animal: una urgencia de hacer rito donde el espacio está medido para responder.


Hubo algo que me pareció particular sobre el performance, fue la necesidad que tuve de ser escogido, de tener una manzana devorada en mis manos, de tener leche salpicada en mis piernas, de ver a Alfonsina a los ojos, como buscando ser visto por alguien que parece estar en un trance.



María Alejandra Colmenares, escritora.


Al salir de la sala, le comenté a Adrián Arias, mi amigo y quien sonorizó y recitó el poema que hiló el performance, que tenía mucho tiempo sin haber sentido algo relativo a lo religioso. Soy atea desde la infancia y eso me ha generado conflictos filosóficos en los que recae sobre mí una pesadez muy fuerte. La religión me cohibe filosóficamente, sin embargo, hay algo en la estética de la liturgia cristiana que me es profundamente cautivador. El uso del silencio, la contemplación, la metáfora del cuerpo consagrado, el movimiento lento, la concentración, lo místico.Alejarme de la religión también me ha alejado del ritual. No todo ritual es religioso. Lo ritual es un mecanismo humano de generar símbolos trascendentes sobre lo cotidiano y así crear vínculos emocionalmente importantes con ellos.


Este performance lo sentí como una ruptura del ritual religioso, pero que, a la vez, propone una reinterpretación de lo divino. Es un performance profundamente ligado a lo erótico dentro de la mitología. El lugar de la mujer fatal en los relatos fundacionales: Eva, Lilith, Medea. La confrontación del cuerpo propio, la comunión, los símbolos occidentales de vida y pecado, la disidencia de género frente a las narrativas binarias semánticas. Lloré de conmoción a lo largo de todo el performance. La intimidad que procuró, la fuerza en la mirada y el movimiento de Daniela, la atmósfera sonora de Adrián. Un momento muy importante para mí, rodeada de mis mejores amigues, comiendo todos de las mismas manzanas.


Al final, abracé a Daniela, que estaba llena de leche (algo muy arriesgado para mí, que sufro de TOC), pero estaba profundamente emocionada.



Emiliano Terán Mantovani, sociólogo e investigador.


Las sensaciones del performance las asocio con imágenes de la animalidad que nos constituye, pero también con lo carnal, al mismo tiempo me transmitió algo maternal pero en el mismo sentido de la animalidad. El performance me atrapó, me gustó, creo que más que conceptual es una experiencia más corporal y sensitiva. Las manzanas las asocio con el pecado. La tierra con esa animalidad que sentí tan presente, la leche con lo maternal y lo animal. El performance también tiene una carnalidad que transmite fuerte energía.


Niyireé Baptista, historiadora y escritora.


Daniela Alfonsina Reiter, siempre impresiona con sus puestas performáticas, y esta no fue la excepción. Particularmente, me gusta el trabajo performático de Daniela porque mezcla el cuerpo y lo erótico en un acto desacralizador. Es justamente, ese acto lo que nos muestra en Nacer dos veces. Esa relación entre palabra, cuerpo de mujer (es importante esa diferenciación) y erotismo que desborda en la puesta, hacen de su presentación una combinación de sentires. En mi caso, lo aprecie desde la transgresión y cómo un cuerpo de mujer que transgrede el lugar establecido, sobrepasando las imposiciones de recato en una búsqueda pecaminosa que es una burla al sistema patriarcal, o por lo menos, esa fue la impresión que en mi causó.


Además, del uso de elementos tan simbólicos como la manzana (representación del pecado) y la leche (alimento proveniente de las mujeres, pero también es una palabra empleada para denominar el esperma masculino) combinados en una voz que se impone, que habla, y dice "mirenme, estoy aquí". Nacer dos veces es la evocación de una sexualidad de mujer de la que se nos ha despojado, abre las puertas al deseo, a la pasión, al representarse como una mujer deseante y deseada, en una sociedad pacata y misógena.


Este performance me cautivo, incluso recordarlo y ser parte de él como espectadora me hizo sentir que las mujeres tenemos derecho a sentir, a seducir, a ser eróticas. Que estamos en total libertad de apropiarnos de nuestra sexualidad y de nuestro cuerpo. Daniela nos presenta una puesta que es a su vez ritual de fertilidad, de erotismo, de deseo. Pero nos deja un mensaje muy claro, no pueden dominar nuestras pasiones, es a partir de allí que ella hace la ruptura. Porque no es un cuerpo para el otro, si no, más bien, lo que ella decide hacer con él. Cómo ese cuerpo se apropia de su sensualidad y sale a enarbolar un discurso que no cosifica, más bien libera.





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